El País
Las autonomías no podrán asumir la representación del Estado, ni celebrar tratados internacionales, ni generar obligaciones o responsabilidades internacionalmente exigibles al Estado, ni interferir con la política exterior que dirige el Gobierno.
Para garantizar que se cumplen estos principios, las comunidades autónomas (pero también el Consejo del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo o los entes locales) deberán informar a Exteriores de las propuestas sobre viajes, visitas, intercambios y actuaciones con proyección exterior para que dicho departamento pueda emitir recomendaciones sobre su adecuación a las directrices fijadas por el Gobierno. Además, Exteriores informará con carácter previo los acuerdos que las autonomías y entes locales pretendan celebrar con organismos extranjeros o internacionales para verificar que se adecuan a la ley.
El aspecto más polémico es el referido a las oficinas de las comunidades en el exterior, las llamadas embajadas autonómicas. Las comunidades autónomas deberán informar al Gobierno con carácter previo a su apertura, para que Exteriores diga si es compatible con los objetivos de la política exterior y Hacienda informe sobre su adecuación a los principios de eficiencia en el uso de recursos públicos y reparto de competencias. En el borrador distribuido la semana pasada a todos los diplomáticos se dice que el informe de Hacienda tendrá carácter vinculante cuando se trate de comunidades autónomas que hayan incumplido su objetivo de estabilidad presupuestaria. Es decir, las autonomías que incumplan su objetivo de déficit (como Cataluña) no podrán abrir oficinas en el extranjero sin el visto bueno de Montoro. Fuentes de Exteriores aseguran, sin embargo, que este punto no figura en el texto que debatirán los subsecretarios.
El proyecto se basa en la jurisprudencia del Constitucional que, si bien reconoce el derecho de las autonomías a abrir delegaciones en el exterior, permite al Gobierno establecer medidas que regulen o coordinen dichas actividades, para evitar que perjudiquen la política exterior, competencia exclusiva del Estado.
Según un informe de Exteriores, las autonomías mantienen un total de 166 oficinas en el extranjero. La comunidad con más embajadas es Cataluña (41); y el país que más alberga, China (20). En 2011, el PP cifró su coste total en 150 millones anuales. La oferta de Margallo de integrar dichas oficinas en las sedes diplomáticas españolas se ha plasmado, hasta ahora, en la firma de convenios con La Rioja, la Comunidad Valenciana, Galicia y Asturias. Cataluña lo ha rechazado.
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