-En enero se aprobará la reforma de la Administración local. ¿Cuál es su opinión sobre la estructura local en España?
- Tenemos un mapa local absolutamente impresentable. Son 8.000 los municipios que hay en España, de los que 7.000 son inviables. Con menos de 5.000 habitantes cada uno, hay siete mil y pico.
- ¿Cómo cree que debe ser el nuevo modelo local?
- Hay que reducir drásticamente el número de municipios. Un municipio se justifica por su capacidad de prestar servicios... esto no es tener un edificio en la plaza mayor del pueblo y poner una bandera.
-¿Desde qué número de habitantes se puede considerar municipio?
- Con menos de 20.000, nada. Eso no quiere decir que se vayan a quedar sin una representación del vecindario. Pueden seguir teniéndola, pero no tienen que tener condiciones prestacionales porque no están en condiciones de prestar nada.
-¿A quién le encomendaría la capacidad de prestar los servicios, a las diputaciones o a las mancomunidades?
- Esto es lo que hay que montar. Las diputaciones están infrautilizadas porque su espacio está enormemente reducido, ya que por encima tienen a las Comunidades autónomas y, con la descentralización, el espacio de la provincia ha quedado muy reducido. Pintan poco, para entendernos. Creo que hay que potenciarlas, justamente para prestar los servicios que los ayuntamientos pequeños no están prestando.
-¿Qué papel podrían jugar las mancomunidades en el nuevo modelo?
- Habría que dejarlas a un lado y, algunas, porque tienen tradición, no diría que suprimirlas, pero sí pueden prestar algunos servicios, como el agua que, en algunos lugares como la Costa del Sol, tienen cierta tradición, y funcionan. Una cosa que funciona no la suprimiría, aunque no se corresponda con un nuevo esquema formal de hacer las cosas. En general, creo que si se potencian las diputaciones y se convierten en administraciones locales prestadoras de servicios, en municipios de menos de 20.000 habitantes, las mancomunidades no tienen sentido.
- ¿Considera buena la propuesta de reducir los sueldos de concejales y alcaldes? ¿Se han desmadrado los salarios?
- Totalmente. Pero aquí el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Hay una complicidad general de la clase política. Se ponen unos sueldos fabulosos y, como lo hacen todos, pues no terminan de quitarse. Alcaldes de ciudades que cobran esos sueldos hay de todos los colores, ¿o no?
- ¿Cree que sería bueno un acuerdo PP-PSOE para evitar estos abusos salariales?
- Fantástico. Pero no hay pactos en las cosas que benefician a todos. La Ley Electoral es un ejemplo claro, no se cambia porque los dos grandes partidos están muy cómodos. Es muy difícil que se llegue al acuerdo. El PSOE está absolutamente desbordado y en trance de convertirse en un partido marginal si no rectifica.
-¿Es este el momento idóneo para hacer esta reforma?
- No va a haber un momento mejor que éste. Ahora o nunca, porque cuando salgamos del aprieto, cuando sobre el dinero, será todo maravilloso. Ahora que estamos acuciados por la necesidad, no todo puede ser recortar la paga de Navidad y rebajar sueldos, hay que aprovechar la ocasión para poner las cosas en su sitio, y mejor. El Gobierno tiene que levantar la bandera de un proyecto que ilusione a la gente y ésta puede ser una.
- La segunda gran reforma del Gobierno es la de la Administración autonómica. ¿Ha sido un fracaso este modelo territorial y se nos ha ido de las manos?
- Sí, se nos ha ido de las manos, pero no ha sido un fracaso. Lo que ha sido un fracaso es que hemos abusado de él. Es muy fácil criticar ahora, a toro pasado, pero hay que echar la vista atrás y situarse en la Transición. Se encontró un punto de coincidencia entre los partidos, pero, en algunos aspectos, en el vacío, sin precisar el contenido porque no sé sabía qué iba a demandar la sociedad. Había demanda autonómica, pero la intensidad en cada zona se desconocía. Se hizo un Título octavo en la Constitución en el que cabían todo tipo de fórmulas descentralizadoras, pero como no definía un modelo de Estado, cada uno ha tirado para su lado con una Constitución que no rige el modelo autonómico.
-¿El mal funcionamiento de las autonomías ha derivado en despilfarro y corrupción?
- Las autonomías no tienen la culpa de la corrupción, pero contribuyen a ella.
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