UNA SENTENCIA COMPLICADA
La familia de la joven Marta del Castillo ha criticado con dureza la sentencia considerando que en este país no hay justicia. Es humanamente comprensible ese sentimiento en allegados a la víctima, pero la sentencia recaída no es ligera en sus conclusiones. La dificultad del Tribunal ha sido grande debido a que se ha producido en la investigación un gran número de versiones diferentes de varios acusados: inculpatorias de otros, autoinculpatorias o exculpatorias. El desbroce de lo que es cierto o de lo que es falso sólo puede hacerse a través del contraste con datos corroboradores de carácter objetivo o subjetivo. Y sin olvidar que la presunción de inocencia es la clave de bóveda de nuestro sistema procesal penal: nadie puede ser condenado sin pruebas de cargo bastantes y valoradas sin arbitrariedad o irracionalidad por el Tribunal. Al no encontrar esas corroboraciones a las tesis de las acusaciones, la Sala Sevillana -tras un minucioso análisis de las pruebas- ha absuelto a la mayor parte de los procesados. Naturalmente, queda a las partes la vía del recurso de casación. Por otra parte, las hasta seis versiones diferentes de los hechos que dio el condenado, mintiendo varias veces sobre el lugar donde se deshizo del cuerpo, y provocando así -de modo inhumano- un sufrimiento todavía mayor a la familia, merecerían un castigo independiente. Si no es posible con arreglo al Código Penal vigente, habría que tipificar estas conductas como delitos de obstrucción a la Justicia. Y, desde luego, habría que poder condenar por los gastos causados al erario público al responsable de ello. En este caso más de 616.319 euros.
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